5 consejos para llevar a tu bebé a nadar
Introducir a los bebés a la natación a una edad temprana es la manera ideal de asegurarse de que no le tengan miedo al agua y de que aprendan a estar seguros desde el principio. Aquí hay algunos consejos para asegurarse de que sus primeras experiencias con la natación para bebés sean felices, positivas y lo ayuden a crear grandes vínculos.
De un vistazo
1. ¡El agua es divertida!
La natación es la manera perfecta de vincularse con su bebé, aumentar su confianza y fortalecer su corazón y pulmones, por lo que presentar los beneficios de la natación temprano es ideal.
Aproveche la hora del baño para que los bebés se acostumbren a la noción de jugar en el agua. Cuanto más experimenten los sentidos del chasquido, el chapoteo y las olas como algo divertido, en lugar de aterrador, más fácil será la transición a la piscina o la playa para los dos. Los movimientos del agua, ruidos, colores y salpicaduras serán similares al ambiente de una piscina. Esto ayudará al desarrollo sensorial y preparará a su pequeño para el nuevo entorno cuando todos sus sentidos estén trabajando al mismo tiempo. Empiece por la bañera y suba hasta la piscina para bebés y más allá.
2. ¡Esté preparado!
Ir a la piscina o la playa es un placer, así que asegúrese de tener todo lo que pueda necesitar en su bolsa de baño:
Los pañales de natación reutilizables son una alternativa ecológica a los pañales de natación desechables tradicionales y son muy fáciles de usar. Para que ambos puedan disfrutar de un día de diversión bajo el sol, ¡sin preocuparse por pequeños accidentes!
3. ¡Utilice un protector solar adecuado y vuelva a aplicarlo!
La piel del bebé es sensible, por lo que es vital recordar usar un protector solar resistente al agua de buena calidad. Aplicar sobre la piel expuesta del bebé al menos treinta minutos antes de salir al sol, y no olvide volver a aplicar regularmente durante el día o después de nadar. Incluso las fórmulas resistentes al agua se desprenden con el tiempo. Agregue un sombrero y gafas de sol, y el bebé estará bien protegido de los efectos dañinos de los rayos solares UVA / UVB.
4.Asegúrate de que el bebé no se enfríe
Puede parecer contradictorio preocuparse por que el bebé se refresque con el sol del verano, pero el agua, ya sea en la piscina o en la playa, puede estar mucho más fría que la temperatura del aire exterior. La temperatura ideal del agua es de 89 grados Fahrenheit, pero menos, y verá que el bebé no tarda mucho en perder calor y comenzar a temblar un poco.
Para empezar, mantenga su piscina o sus sesiones de agua breves (10 o 15 minutos como máximo) antes de sacarlas y secarlas con una toalla con capucha para que se mantengan cómodas y calientes. Tener más de un pañal para nadar garantiza que pueda permanecer en la playa todo el día y mantener al bebé caliente y seco también.
Si su pequeño ha estado enfermo con síntomas de resfriado o gripe o malestar estomacal, omita los planes de natación hasta que estén libres de síntomas durante al menos 48 horas. Y si tu bebé tiene la piel sensible, infórmate sobre los niveles de cloro en la piscina, ya que pueden resultar irritables. Su pediatra puede aconsejarle sobre las mejores formas de proteger la piel de su bebé.
5. ¡Conozca las reglas!
Consulte con su piscina local antes de empacar y dirigirse con respecto a sus políticas: cuántos niños por adulto permiten, qué constituyen como un dispositivo de flotación aceptable y qué tan profundo en la piscina puede ir con sus hijos. La mayoría de las piscinas tienen claras sus reglas y políticas por escrito, ¡así que familiarícese para evitar decepciones!
Con un poco de planificación y empacado, ¡lo pasarás genial en la piscina o en la playa con tu pequeño este verano!